Nada normal (2002)
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Cuando no estás |
Reyes Velayos |
Un portazo y María arrastra su maleta hasta el ascensor. Todavía lo siente en su cabeza cuando sale a la calle y para un taxi: A Barajas, por favor, al aeropuerto. Salidas internacionales. No vuelve la cabeza, pero sabe que Javier está allí, en la ventana. Mirándola.
Paseando por Brooklyn, María descubre el River Cafe y en él, a Enrique. Cuando no estás conmigo, no existes. Le dijo María cuando se conocieron. Desde entonces, hace ya un mes, se han encontrado en el River Café cada día, en la misma mesa, la número 9, la que tiene las mejores vistas de Manhattan. Ni siquiera conocen sus nombres. Lo han decidido así. No quieren conocer nada del otro, ajeno a lo que les une. Quieren estar juntos y el resto, bueno, el resto no importa. Aunque cuando hacen el amor, a Enrique le gustaría conocer su nombre, para poder llamarla. Pero con estar con ella le basta. Hoy, Enrique llega al River Cafe unos minutos antes de la hora acordada, como algunas veces, porque le gusta ver llegar a María y cómo le busca con la mirada desde la puerta. Han quedado para desayunar. Pero hoy, María no llega. Enrique desayuna mientras la espera. Y sigue esperando hasta la hora de comer. Y come, y sigue esperando. Por la tarde, decide salir a buscarla. Recorre Brooklyn y Manhattan, pero no la encuentra. Al día siguiente, acude a la cita de todos los días, en la misma mesa del River Cafe, pero María tampoco llega. María espera la salida de su vuelo en el aeropuerto. Ha decidido volver a Madrid, a casa, a Javier, al trabajo, a los amigos. Ha decidido regresar a su vida de siempre. Demasiados mensajes en el buzón de voz para ignorarlos. Demasiados te quiero. Y ningún reproche, sólo te quiero. Y con un te quiero y un abrazo, y muchas lágrimas, la recibe Javier en Barajas, después de ocho horas de vuelo. Enrique lleva una semana recorriendo la ciudad, buscando a María y acudiendo al River Cafe cada día, con la esperanza de encontrarla allí. Hoy el camarero le entrega una carta. Va dirigida al hombre que se sienta cada día en la mesa número 9. La abre, sabe que es de María. Saca una cuartilla doblada a la mitad, con una sola frase: Cuando no estoy contigo, no existo. |
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