Nada normal (2002)

Rara es la vez que no se la escucha contar y medir las cosas. Las horas las convierte en milésimas de segundos con una celeridad escandalosa. Sabe al dedillo, en litros, decilitros y mililitros, la cantidad de leche que consumimos al año. Se le puede preguntar, sin miedo alguno, por el recorrido existente entre nuestra casa y cualquiera de las veinticinco tiendas del barrio. Ella contesta en centímetros y hasta en milímetros la distancia exacta.

El otro día la noté rara. Antes del café me tomé una aspirina. Lleva años contabilizando los miligramos de ácido acetilsalicílico que ingiero por comprimido. Pero esta vez no lo hizo. Esta vez preguntó si me encontraba bien. Entonces cogí un cuchillo, le abrí la tapa de los sesos y le cambié las pilas. Es una mujer muy calculadora, pero está empezando a ser humana.

Haz clic aquí para imprimir este relato

Ir al siguiente cuento

Volver al índice del libro