Nada normal (2002)

La tormenta

Belén Simón Adiego

¡Qué asco de tormenta!, dijo Vincent. Un coche pasó salpicándole de cintura para abajo. ¡Que te jodan!, gritó. Se sentó en el suelo bajo el techadillo del cajero automático con las piernas apretadas al pecho. Echó un trago. Un perro se acercó. Iba sin collar y estaba también empapado. Vincent pensó que Michel ya estaría a buen seguro. Cuando la lluvia cesó se fue al portal donde todas las noches dormían. Cruzó la calle y vio al Michel tapado por el cartón. Mañana le diría lo de la recogida de papel. Se acurrucó a su lado y decidió echar otro trago. La puerta del portal se abrió y salió una pareja. ¡Mierda, ya están aquí los borrachos!, dijo el que salía. De borracho nada, tío. Alcohólico, que es otra cosa, gritó Vincent mientras la pareja se iba alejando.

Cuando se quiso dar cuenta el perro sin collar estaba lamiéndole la cara. ¿Qué pasa, tú también estás solo? La tormenta fue parando y el animal se fue por donde vino. Ya no sabía en qué postura ponerse. Echó otro trago y acabó la botella. Pensó en guardarla para abrirle la cabeza al vecino bocazas. Intentó dormir.

¡Eh, tú, levanta! Vincent abrió los ojos Una pareja de policías estaban quitándole los cartones al Michel pero éste no se movía. Vincent se levantó. El Michel no se movía. El policía le preguntó a Vincent si sabía algo más del muerto y él negó con la cabeza. Una ambulancia llegó con su sirena sonando estrepitosamente. Vincent no sabía qué pensar. Esa noche tendría más cartones para dormir, pero el Michel no estaría ya.



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