Nada
normal (2002)
|
La mujer de mis sueños |
Carlos Sobrino |
En mis sueños soy feliz contigo. Escuchas con interés cuando te hablo de mis bloqueos en la novela. E incluso me planteas soluciones con cara de inocencia. Disfrutas conmigo cuando te leo un pasaje de Hiperión que me ha emocionado. Sonríes con dulzura cuando subo corriendo la escalera, con la cara aún mojada de la lluvia, y te cojo de un brazo para llevarte a la ventana. Luego, abrazados, contemplamos el color del cielo después de la tormenta y abrimos de par en par la ventana para que entre el olor a tierra mojada. Y nos besamos recordando aquel primer beso en los Picos de Europa. Pero en el mundo real, a los tres segundos de escucharme ya te has aburrido. Lo noto porque mueves las aletas de la nariz, aspirando aire y esperando para cortar la conversación en la primera ocasión que se presente. Parece que te molestara que la alergia me martirice cada año y me miras irritada si te digo que me duele mucho la cabeza y que la fiebre me da escalofríos. Acuérdate de aquella vez que te fuiste de viaje cuando me rompí la pierna. Nunca estás cuando te necesito. O cuando vuelvo a casa con un regalo para ti, que no he podido resistirme a comprar, y tu pones cara de póker y lo guardas en el cajón de abajo de tu armario. Y encima me dices que soy un inmaduro y me repites eso de que no sabes por qué estás conmigo, que no tenemos nada en común
Sabes, al principio pensé en matarte. Sí, ahora no me importa confesarlo. Pero luego tuve miedo de que los remordimientos me estropearan los sueños, que es lo único que me importa. He preferido ser yo el que duerma. Dejaré esta nota encima de la mesa del salón, para que la veas cuando vuelvas de tu fiesta. |
Haz clic aquí para imprimir este relato
|