Nada normal (2002)
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Y Jesús |
Mayte Vázquez |
Y Jesús se puso la mano en el pecho. No sintió nada. Asustado acudió a consultárselo a su padre, Dios, el que todo lo sabe, el señor de todas las cosas. Hijo, ¿qué te ocurre que vienes tan exhausto? Aquí señaló el pecho no hay nada, padre, nada. Ahí, donde tú me señalas, está el corazón. Pero no late. El mío tampoco, ¡qué te habías creído? Pero ellos, los hombres, lo tienen y bombean vida. Hijo, lo que bombea es sangre y sufrimiento. Así que dame las gracias de que el tuyo no lata. ¿Pero por qué yo? Porque eres mi hijo y quiero tu felicidad. Y los hombres, padre, ¿acaso no son hijos tuyos también? ¿Quién lo dice? Ellos. Alucinaciones de criaturas poco evolucionadas. No dejarán de sorprenderme. Ahora lo entiendo todo. Los hombres que no tienen corazón son los que viven felices en la tierra. Claro, hijo. Son los que han descubierto el misterio de la vida. Ahora olvida incluso que tienes ese órgano. Qué alivio, padre. Por un momento me creí perdido. Al contrario. Has encontrado la senda correcta. Padre, esos hombres que lloran, me dan risa. Empiezas a comprender. Padre, esos hombres que trabajan sin descanso me dan risa. Ya has comprendido. Ahora tu deber es callar, que el secreto no llegue allá abajo y renieguen de nosotros. Que renieguen, nosotros no lo vamos a sentir. Además, están los hombres sin corazón, que de nuevo les harán creer en ti, en mí y en algo que ellos llaman Espíritu Santo. Hijo, eres mi orgullo Padre, soy feliz. Yo también. Ese será nuestro secreto. |
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