Miedo

 Josemaría Maese Pastor

Era su columpio y a Ignacio le bastó un empujón para tirar al suelo a Rubén. Resultado previsible, ante uno dos cursos mayor. No llegó a sonar la campana del final del recreo hasta condenadamente mucho más tarde. Ignacio se fue con aire altanero. Pero la recompensa de Rubén fue inmensa, ya que ninguna compañera de clase le miraba igual.

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