Como les anunciábamos antes de dar paso a la publicidad, esta noche contamos en Y usted que lo vea con la presencia del miembro más joven de una familia destrozada por el dolor y la angustia, separada por una de las plagas de este maligno fin de milenio: la adicción a la pornografía. Con ustedes, Amparito López López.
Control de Aplausos para que el público aplauda, cosa que el público hace sin rechistar puesto que conoce muy bien el motivo por el que le pagan.
Cámara dos toma un primer plano de Amparito, una chica de aspecto frágil, con grandes ojos oscuros y pelo largo rizado.
Amparito fuerza una sonrisa a la presentadora cuarentona que la mira, condescendiente, desde el otro extremo del sofá.
Buenas noches dice Amparito casi en un susurro.
Buenas noches y bienvenida, Amparito. Dime qué edad tienes y a qué te dedicas.
Bueno, principalmente tengo diecisiete años y ahora estoy en paro
Con esto tan horrible de mi padre
y Amparito estalla en sollozos.
La azafata, pronta en el cumplimiento de su deber, acerca a Amparito una caja de pañuelos Chupa Max de un suave color rosa. La cámara tres sigue de cerca el busto de la chica Chupa Max de esta semana, porque el espónsor es de los buenos. Amparito, en un gesto ensayado, atrapa al vuelo la caja que está a punto de caer al suelo y se limpia, muy fina, las lágrimas que corren por sus mejillas.
Tranquila, Amparito la presentadora, como buena profesional, le echa un capote a Amparito mientras consigue un plano estupendo. Tómate tu tiempo y cuéntanos qué pasó hace un par de meses.
Bueno, era un viernes y yo volvía a casa a eso de las diez de dar una vuelta con las amigas. Al entrar me pareció que pasaba algo raro, porque mi hermano había bajado al perro y nunca lo hace
y se oían muchos gritos en el salón. Parecía como si mis padres estuvieran discutiendo, pero era día trece y no les tocaba hasta el veintiocho
ya sabe, como comer a las dos la presentadora asiente, comprensiva. Bueno, pues llegué al salón, pero no entré. Me quedé fuera escuchando, por si se escapaba una hos
digo, una torta.
¿Y qué pasó?
Amparito se echó a llorar con auténtico desconsuelo.
¡Entonces fue cuando descubrimos que mi padre veía películas porno! ¡Agitaba una delante de la cara de mi madre!
La presentadora cierra los ojos en un elocuente gesto de desaprobación y tiende una afectuosa mano hacia el brazo de Amparito.
Éste es, señoras y señores, un mal muy extendido en nuestra sociedad
dice la presentadora mirando a cámara. Dinos, Amparito, ¿cómo justificó tu padre semejante barbarie?
Pues
él le decía a mi madre que todo era culpa suya
Que esto pasaba porque nos había educado como a librepensadores y todo eso. Ella le contestó que ya estaba con lo de siempre y que si él no ayudaba que no estorbase. Entonces vi la carátula de la película y reconocí mi segundo trabajo como protagonista
Ante esta afirmación el público, que está muy bien aleccionado, estalla en calurosos aplausos sin esperar el cartel.

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