Festín de amotinados (2000)

Un día en la granja

Mayte Vázquez

Para Blanca y sus hijas

—Mamá, voy a limpiar la caca de los cerdos.

—¿Qué vas a hacer, Zoe?

—Como soy mayor, voy a limpiar la caca de los cerdos.

—¿Y quién te ha dicho eso?

—La profesora.

—Ya hablaré yo con la profesora.

La madre se queda mirando la televisión. Mientras, Zoe se acerca a la habitación contigua donde se encuentra el abuelo, tumbado en la cama. Zoe ha cumplido seis años y es mayor, eso le ha dicho la profesora. Ya es tan grande que puede limpiar en la Granja Escuela la caca de los cerdos. La niña, busca la mirada del abuelo para contarle la noticia.

—Lolo, voy a limpiar la caca de los cerdos.

Zoe destapa el cuerpo inmóvil del abuelo. Con lentitud, le va quitando los pañales. Nota el olor de la caca y exclama:

—¡Es verdad! Mamá dice que eres el peor cerdo que ha visto en su vida.

Respuestas

La felicidad: Maribel en el salón de su casa

Carlos, a pesar de tener unos ojos grandes que todo lo veían, en una cabeza enorme que todo lo pensaba, no obtenía respuesta a sus preguntas. Ni siquiera el psicólogo le respondía. Sus dudas crecían y el número de puertas cerradas también. Lo peor es que no tenía llaves para ninguna.

Un día Carlos encontró la solución a su problema. Se fue a la ferretería a comprar llaves.

—Me da la muestra, por favor —le dijo el dependiente.

—No tengo.

—Entonces no se la puedo hacer.

—¿Hacer qué?...

—La llave. Sin muestra no puedo hacérsela.

—¡Pero lo que yo quiero son llaves que no tengo!

El dependiente le miró intrigado. Se metió en la trastienda y marcó el número de la policía.

Carlos, con sus ojos grandes en su cabeza enorme tenía frente a sí una nueva puerta, esta vez con rejas.

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