Festín de amotinados (2000)

Snow

Fernando Jiménez Suárez

—No sé cómo pasó. Fue de repente. Bajaba a una velocidad vertiginosa cuando mi transparente personalidad se vio trasformada en una superficie blanca plagada de irregulares y hermosa filigranas. Parecía como si el hada madrina de Cenicienta me hubiera tocado con su varita mágica poniéndome aquel maravilloso vestido inmaculado. Mi velocidad disminuyó considerablemente y, como a ritmo de vals, comencé a balancearme en el espacio. Mis húmedas hermanas participaron del mismo sortilegio y, en un instante, el espacio se pobló de infinitas bailarinas de vaporosos vestidos. El viento, pareja perfecta de baile, me transportaba de un lugar a otro mientras seguía el imparable descenso. ¡La, lalalá, la...! ¡No quiero llegar a la tierra! ¡Quiero girar continuamente en el espacio! ¿Qué es eso que se acerca hacia mí? ¡Una mano! ¡Una manecita infantil! ¡Qué calor más suave! ¡Mi vestido se desvanece y yo... tam... bi... én...

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