Festín de amotinados (2000) |
El silencio |
Begoña París Garcés |
Fiel a tu cita, como cada mañana a estas horas, has venido a verme. Me has despertado con tu canto tempranero. Anticipándote al duro golpe de la vieja porra del celador, contra los barrotes de mi celda. Te has quedado allí quieto. Esperando, junto a mi insignificante ventanuco, aguardando las migajas de pan que sobraron de la cena. Pero hoy no me he levantado, me he quedado quieto, en este duro colchón al que llaman cama. Antes te quería, quizás todavía te quiero. Al fin y al cabo eres mi único compañero. Pero hoy no sé qué me pasa. No soporto tu silencio. Te pregunté por la mujer a la que amaba, por mi hijo pequeño, por mi madre, que no sé si habrá muerto. Te pregunté por el color de los mares que surqué tanto tiempo. ¿Porqué no me contestas? ¿A qué viene ese silencio? ¿Acaso sólo vienes en busca de alimento?
O tal vez la respuesta esté en tus trinos y yo, en mi torpeza, no te entiendo. Espera, no alces el vuelo. |
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